El refrán "camina como un viejo y llegarás como un joven" es el mejor consejo que puede recibir un peregrino profano. Durante las tres primeras jornadas no es recomendable recorrer más de 20 kilómetros al día.

Desaparecidas las agujetas y las molestias iniciales se puede aumentar el número de kilómetros progresivamente hasta los 30 ó más por jornada, pero una buena media son 25 kilómetros.

En el Camino abundan los deportistas que se atreven con caminatas de 40 y 45 kilómetros diarios, aunque algunos de ellos son víctimas de las temidas tendinitis. Las más frecuentes son las del tendón peroneo y las del talón de Aquiles. Para prevenir posibles lesiones hay que realizar una sencilla tabla de estiramientos antes de andar y al finalizar el ejercicio, sobre todo estirar las piernas (ingles, cuádriceps y gemelos), la espalda, las lumbares y los hombros.

Fuente: http://caminodesantiago.consumer.es/

Es fundamental dedicar tiempo suficiente a disfrutar de un desayuno completo que incluya lácteos, cereales (cereales en copos, pan, tostadas, pan de molde...), fruta o zumo y complementos (mantequilla o margarina, queso, fiambres, mermelada, miel, azúcar, etc).

Puesto que cada etapa se tarda en realizar una media de 6 horas, conviene que cada 60 ó 90 minutos nos tomemos un breve descanso para beber e ingerir algo sólido que contenga hidratos de carbono, lo que nos permitirá mantener mejor el ritmo de ejercicio, y sobre todo por dos razones fundamentales: evitar la pájara y la deshidratación.

Durante el ejercicio continuado, el agua es tan importante como los hidratos de carbono, sobre todo en días de mucho calor y humedad. Es un error relativamente generalizado no beber agua ni antes ni durante el ejercicio, así como esperar a tener sed o hambre para comenzar a beber agua y tomar alimentos.

Caminar con el estómago lleno no es saludable. La comida más importante del día hay que hacerla al final de la etapa y, si la jornada se alarga y es necesario comer de mesa durante la marcha, conviene optar por un bocadillo o un plato ligero de pasta o verdura.

Asimismo resulta fundamental la rehidratación una vez concluida la etapa, incluyendo agua e hidratos de carbono; y si la transpiración (sudor) ha sido importante será preciso, además de hidratar, reponer los electrolitos perdidos.

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"Es de bien nacido ser agradecido":

El Camino de Santiago no se hace por imposición, es una elección libre y por ello el peregrino no debe creer que tiene privilegios. En los albergues y establecimientos de la ruta hay que comportarse con educación, sin avasallar a los propietarios y hospitaleros y sin urgencias.

Los hospitaleros voluntarios son también peregrinos y, como su nombre indica, ayudan de forma desinteresada y preparan los desayunos, compran y hacen la cena, limpian las instalaciones, curan heridas, etc.

No hay que tirar basura en el Camino, para ello conviene llevar una bolsa vacía y depositar en ella todos los envoltorios, latas y restos de comida que se vayan acumulando durante la etapa.

Todos los peregrinos merecen el mismo respeto, tanto los que han hecho diez caminos como los que empiezan, cada uno parte con objetivos y expectativas diferentes pero todos terminan abrazando el mismo fin. El Camino es una de las mejores escuelas en civismo y valores humanos que se puede encontrar, sólo hay que saber escuchar sus enseñanzas cada día para regresar a casa renovado, de mejor humor y siendo mejor persona.

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